Sandra es una mamá española embarazada de su tercer hijo. Su vida de todos los días comprende su trabajo, los pañales y jugar con sus hijos. Y como muchas mamás, le gusta darles besos en la boca a sus hijos, pero nunca imaginó que este gesto amoroso sería letal para el hijo que lleva en su vientre.
Sandra trabajó hasta el último día de embarazo y en el hospital todo salió de acuerdo a lo previsto. No hubo ninguna complicación y Gonzalo parecía estar muy bien. Se amamantaba y todo parecía normal, pero dos días después de su nacimiento, cuando la familia quiere dejar el hospital, los médicos les comunican que deben hacerle unos estudios al bebé, pues se encontraron una microcefalia y una petequia (pequeños derrames vasculares) en la cara.
Sandra queda estupefacta cuando le dan el diagnóstico: Gonzalo tiene una parálisis cerebral. Al principio los médicos no encuentran ningún indicio en los antecedentes médicos. Sandra explica que sólo tuvo un resfrío al principio de su embarazo, y en efecto esta fue la razón. Aparentemente contrajo un virus llamado citomegalovirus.
Sandra se siente morir cuando los médicos le dicen que su hijo nunca será capaz de reconocerla, de comer o incluso de hablar. Después de pasar 3 días llorando con la terrible noticia, decide que luchará por su hijo. Una pediatra del hospital de La Paz en Madrid le dice: “Tu hijo podrá hacer lo que quieras, si haces los esfuerzos necesarios”. Y eso fue exactamente lo que sucedió. Gonzalo no sólo puede reconocer a sus padres, sino que también puede reír y siempre se lo ve contento. Sandra se siente satisfecha con cada desafío que le presenta su hijo. Cuando puede levantar los brazos hacia ella, se siente la mujer más feliz del mundo.
Sandra se propuso alertar a otras mamás sobre este peligro: “No sé si hubiera podido evitar que Gonzalo contrajera este virus, aunque ya nada puedo hacer al respecto. De modo que me gustaría contribuir a que no le pase a otros”.
La mitad de las mujeres embarazadas se infectan con este virus antes del embarazo y como consecuencia, los riesgos son mínimos. El problema surge cuando las mujeres la contraen por primera vez durante el embarazo. “Alcanza con hacerse un examen y confirmar si alguna vez la tuviste. En la actualidad, este estudio no es obligatorio en España, pero voto porque lo sea”, agrega Sandra.
El virus, conocido en España como “virus del hermano mayor”, puede contraerse por el contacto con niños. En consecuencia, es fundamental lavarse las manos después de haber cambiado los pañales al bebé, después de limpiarle la nariz o de haber tomado sus juguetes. Utilizar un jabón especial, como los que se usan en los hospitales y que se venden en las farmacias. Y sobre todo, no besar a los niños en la boca, no usar sus cubiertos ni beber de sus vasos”, aconseja la mamá.
Algunas personas le dijeron: “Esta clase de cosas sólo sucede en familias raras”. Pero Sandra no cree ser rara; quiere ser una persona normal, con una familia normal. Al mismo tiempo dice: “Tengo mucha suerte de tener a Gonzalito. Es la luz de mi vida”, cuenta Sandra. También es la estrella de la Asociación Campeones, una organización que reúne fondos para ayudar a niños discapacitados, en particular, los que sufren de parálisis cerebral.
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